SANTANDER-. La próxima semana llegarán a Cantabria 68 menores saharauis procedentes de los campamentos de Refugiados Saharauis en el marco del programa Vacaciones en Paz, una iniciativa solidaria que busca ofrecer a estos niños y niñas un verano lejos de las duras condiciones del desierto, pero que también tiene como objetivo visibilizar la situación de ocupación y exilio forzado que sufre el pueblo saharaui desde hace casi medio siglo.
Este programa, coordinado por el Ministerio de Juventud y Deportes de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), las Delegaciones del Frente Polisario y diversas organizaciones solidarias, permite que alrededor de 3.000 menores viajen este año a España.
En Cantabria, está gestionado por las asociaciones Cantabria por el Sáhara y Alouda Cantabria, que acogerán a 49 y 19 menores respectivamente.
El Primer grupo de 45 menores llegará al aeropuerto de Loiu (Bilbao) el lunes 30 de junio y el último grupo de 10 menores llegará al aeropuerto de Pamplona, viernes 4 de julio, según nota de prensa de las dos organizaciones.
Miembros de ambas organizaciones se han desplazado a los campamentos para acompañar a los menores en los vuelos y mantener contacto con algunas de sus familias biológicas. El reencuentro con las familias de acogida tendrá lugar en Santander (en el caso de Alouda Cantabria) y en Heras, Medio Cudeyo (para Cantabria por el Sáhara).
Acogida familiar y atención especializada
De los 49 menores gestionados por Cantabria por el Sáhara, 35 serán acogidos en familias y 14, con distintos grados de discapacidad, pasarán el verano en la residencia del Centro Integrado de Formación Profesional La Granja, en Heras, cedida por la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria.
Para garantizar una atención adecuada, Cantabria por el Sáhara ha firmado un convenio de colaboración con la ONG Moviendo Arena, especializada en la intervención con personas con discapacidad. Gracias a este acuerdo, profesionales y voluntariado de ambas organizaciones trabajarán conjuntamente durante el verano en Heras, prestando a los menores el acompañamiento y apoyo que necesitan.
Una denuncia permanente del exilio forzado del pueblo saharaui
Desde Alouda Cantabria y Cantabria por el Sáhara se recuerda que estos menores llegan desde una de las zonas más inhóspitas del desierto del Sáhara, donde su pueblo vive en condiciones extremas desde hace casi medio siglo. Esta situación de refugio fue provocada por los Acuerdos Tripartitos de Madrid de 1975, mediante los cuales España abandonó ilegalmente su responsabilidad como potencia administradora del Sáhara Occidental.
La situación se agravó tras la ruptura del alto el fuego en noviembre de 2020, cuando Marruecos atacó a civiles saharauis en El Guerguerat, reanudando así el conflicto armado con el Frente Polisario. Desde entonces, la represión en los territorios ocupados ha aumentado, mientras se impide la entrada de observadores internacionales. A esto se suma el olvido mediático provocado por conflictos como la guerra de Ucrania o el genocidio contra el pueblo palestino.
Un verano para visibilizar la justa causa saharaui
Durante su estancia, los niños y niñas saharauis actuarán como embajadores y embajadoras de su pueblo, recordando tanto la vulneración sistemática de derechos humanos como la realidad de ocupación y exilio que padece su comunidad desde 1975. Se trata de una experiencia de acogida, sí, pero también de denuncia: una forma pacífica y directa de mantener presente un conflicto silenciado, al que se ha dado la espalda desde las instituciones internacionales, incluida España, que sigue sin asumir sus responsabilidades históricas y jurídicas como antigua potencia colonial.
Frente a esta postura, las organizaciones saharauis y solidarias en Cantabria, junto a las familias acogedoras, reclaman a todos los representantes políticos —desde el ámbito local hasta el Gobierno central— que apoyen una solución basada en la legalidad internacional y las resoluciones de Naciones Unidas: la celebración de un referéndum de autodeterminación en el que el pueblo saharaui pueda decidir libremente su futuro.
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