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Sahara Occidental / ONU: repetidos fracasos a pesar de los esfuerzos loables

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Chahid El Hafedh, 10/05/2015 (SPS).- Desde que se ocupa, hace ahora cuarenta años, del asunto del Sáhara Occidental, ocupado por Marruecos, las Naciones Unidas (ONU) se esfuerza en hallar una salida compatible con el principio de la libre determinación de los pueblos bajo dominación que ella misma estableció hace 55 años.

 

Última colonia en África, el Sáhara Occidental fue ocupado y luego anexionado por Marruecos hace casi 40 años, en 1975, después de la retirada de las tropas españolas, y hasta hoy sigue inscrito en la ONU como uno de los territorios que deben descolonizarse según las reglas del derecho internacional en la materia.

 

A pesar de la resistencia  --armada y diplomática-- del representante legítimo del pueblo saharaui, el Frente Polisario, una multitud de acciones internacionales de solidaridad y una larga serie de resoluciones onusienses favorables a la autodeterminación de este pueblo, hay un status quo que aleja cada día más las perspectivas de una solución política de este conflicto que opone Marruecos y el Polisario.

 

La incapacidad del sistema de las Naciones Unidas para sacar este caso del impasse se confirmó una vez más el 28 de abril, con la adopción de una resolución del Consejo de Seguridad de rutina contentándose con renovar el mandato anual de la Misión de la ONU en el Sáhara Occidental (MINURSO) y reiterar los llamamientos a negociaciones directas entre las dos partes en conflicto.

 

La resolución espera, sin embargo, que estas negociaciones entre Marruecos y el Polisario sean esta vez  "más intensivas y más sustanciales", y no pierdan de vista la necesidad de garantizar la autodeterminación de la población saharaui sobre la base de una solución justa, duradera y negociada bajo los auspicios de las Naciones Unidas.

 

Sin embargo, desde la inscripción por la ONU en 1965 del Sáhara Occidental en la lista de "territorios no autónomos", es decir, que deben descolonizarse según el derecho de las poblaciones que los habitan a elegir libremente su destino, el problema siempre se mantuvo sobre la mesa de las Naciones Unidas.

 

Esta verdad se hizo aún más patente en 1975, cuando la Corte Internacional de Justicia (CIJ), solicitada por la ONU, declaró sin ambigüedad "la inexistencia de vínculo de soberanía territorial" entre el Sáhara Occidental, por un lado, y Marruecos y Mauritania, por el otro.

 

La sentencia sin apelación la CIJ dio de jure al pueblo saharaui su legítimo derecho a la autodeterminación, pero de resolución en resolución y en ausencia de medidas vinculantes contra la potencia ocupante, la ONU, a través de su Consejo de Seguridad dominado por los más grandes, ayudó paradójicamente  al estancamiento del problema cuya manifestación más dolorosa sigue siendo la precariedad de las condiciones de vida de miles de familias de refugiados saharauis instalados en el suroeste de Argelia, en la frontera con su país ocupado.

 

La "marcha verde", una agresión militar organizada en 1975 por Marruecos para invadir el territorio e imponer el hecho consumado, fue simplemente "deplorada" por el Consejo de Seguridad de la ONU que ha "pedido" a Marruecos retirar los cientos de miles de personas que implicó en dicha empresa.

 

Esta resolución inauguró una larga serie de otra resoluciones, pero sin conseguir resolver el conflicto, que enseguida se convirtió en una sangrienta guerra de más de diez años entre las dos partes.

 

El mismo destino será reservado a las iniciativas del SG de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, autor de las primeras propuestas de arreglo aceptadas por las dos partes en 1988 (el alto el fuego y la celebración de un referéndum de autodeterminación) y confirmadas por una Resolución del Consejo de Seguridad de 1990, que decidió crear la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO) para la aplicación del acuerdo.

 

De las cinco principales misiones asignadas a la MINURSO hasta la organización de un referéndum "libre, justo e imparcial", sólo la primera, que consiste en supervisar el alto el fuego, se ha realizado, pero esta no tiene relación directa con la preparación del referéndum (como la identificación del cuerpo electoral) y traduce, por lo tanto, hasta ahora, el fracaso de esta iniciativa onusina que data de 25 años.

 

De esta manera, el plan de paz onusino fue  aplicado en 1991 y el alto el fuego respetado, con la perspectiva de organizar en 1992 un referéndum de autodeterminación, pero este plazo crucial se encuentra, desde entonces, aplazado año tras año con el motivo invocado por Marruecos de la ausencia de un acuerdo entre las dos partes beligerantes sobre la lista electoral definitiva.

 

La comisión de identificación de los votantes dirigida por la MINURSO y confrontada  a las peores dificultades provocadas por el ocupante marroquí y algunos de sus aliados occidentales, según las acusaciones del Polisario y de algunas asociaciones internacionales, acaba disolviéndose 12 años después de su instalación, o sea en 2014, y firma casi el fin de un proceso de paz laboriosamente establecido por la ONU.

 

Vana "diplomacia itinerante"

 

En una atmósfera de intencionado bloqueo  de los intentos de solución política, vino a continuación, el vals de "enviados personales" del SG de la ONU, o lo que algunos llamaron la "diplomacia del ir y venir ", cuyos escasos resultados son diversamente apreciados.

 

El primero de ellos, James Baker, enviado especial de Kofi Annan intentará inmediatamente poner en duda el plan onusiense y, con él, la celebración de un referéndum proponiendo una "tercera vía", que prevé otorgar una  "amplia autonomía" a los saharauis en el marco de la soberanía marroquí.

 

El fracaso de esta iniciativa anunció el revés de cualquier iniciativa seria hacia una solución liderada por la ONU. Otras propuestas marroquíes de autonomía rechazadas por el Frente Polisario, así como "conversaciones informales" entre las dos partes organizadas entre 2009 y 2012 no lograron  conseguir el desbloqueo esperado.

 

A partir de ahí, señalan especialistas de la cuestión, la ONU pasó subrepticiamente del papel de "mediador" al de "facilitador" de un proceso del que ya no tiene realmente la iniciativa, ésta habiendo sido transferida, se dice, a algunos Estados miembros del Consejo de Seguridad en el que fue creado un "Grupo de Amigos del Sáhara Occidental", compuesto por cinco poderosos países (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, España).

 

Estos se encargan -si hay unanimidad entre ellos sobre tal o cual punto- de apoyar a los enviados del SG de la ONU en sus discusiones con las partes en conflicto. En este esquema, éstos últimos se convierten en "meros intermediarios" frente a la voluntad de los estados poderosos, estiman los observadores conocedores del tema.

 

Y las últimas dificultades para integrar en las prerrogativas de la MINURSO la vigilancia de los derechos humanos en el Sahara Occidental ocupado, a causa de las obstrucciones de la parte marroquí, no parecen encaminarse hacia la mejora del margen de maniobra de la ONU en un conflicto en el que las perspectivas de arreglo también parecen inhibidas por la interferencia de las potencias extranjeras.

 

Resumiendo los retos en un reciente llamamiento titulado "40 años de exilio, los refugiados saharauis abandonados por la comunidad internacional", la ONG Oxfam Internacional apeló al Consejo de Seguridad de la ONU a dar muestras de una "voluntad política para lograr una solución duradera conforme con el derecho internacional ", al mismo tiempo que considera que las acciones de sus miembros "deben ser guiadas por los compromisos contraídos con el pueblo saharaui en lugar de los intereses nacionales ".

 

Por su parte, el Frente Polisario asegura que "su cooperación ha sido y será siempre y únicamente en el contexto del compromiso suscrito por las Naciones Unidas, a saber, la celebración de un referéndum de autodeterminación para el pueblo del Sáhara Occidental", según declaraciones recientes del representante del Frente en la ONU, Ahmed Boukhari.

 

12081959/TRA