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IV Jornada Municipalista Gaditana (Declaración de Puerto Real)

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Declaración de Puerto Real
 
Puerto Real, a 21 de octubre de 2021
El pueblo saharaui, su causa, se encuentran en un momento crucial. Y eso resulta básico para poder abordar su futuro y cuál es nuestra relación con dicho futuro.
En el Congreso de la ciudad liberada de Tfariti, en diciembre de 2019, el Pueblo Saharaui, el Frente Polisario, su representante legítimo, decidió tomar las riendas de su destino de forma completa, y sin dependencias de organismos inútiles para con sus propias resoluciones, ni de viejas promesas constantemente incumplidas.
La toma pacífica del Guerguerat puso el dedo en la llaga de un Plan de paz ineficaz, mentiroso, y complaciente con el incumplidor. Y esa denuncia pacífica, cívica, responsable, no se tomó en serio........salvo por el agresor, que bien sabía que esa toma de posición saharaui no era, tan sólo, un reto de poder, sino un freno a todo el aparato económico en que se sustenta la ocupación, y al aparato de creación de circunstancias con la que luego presionar a España.
Marruecos fue quién el 13 de noviembre de 2021 rompió el alto el fuego y condenó la región a una guerra de incierta evolución. Pero fueron sus blanqueadores a este lado del Estrecho quienes consintieron que esa situación, injusta para un pueblo pacífico como el saharaui, y potencialmente explosiva para todo el Magreb, pudiera llevarse a cabo.
Desde entonces, el pueblo saharaui ha tenido que bregar con la pandemia, y el aislamiento y depauperación de sus recursos de resistencia que ello ha conllevado; ha tenido que mantener una guerra impuesta; ha tenido que seguir defendiendo sus recursos del expolio declarado ilegal por activa y pasiva, pero que persiste con la connivencia de los mismos blanqueadores de los que se hablaba más arriba; ha tenido que soportar el aumento exponencial de la represión de la ciudadanía saharaui que vive en su propia tierra, sin protección, sin defensores. Pero, probablemente, lo que peor ha llevado ese pueblo digno, que aún mira a sus hermanos y hermanas españolas como parte de su futuro, sea la traición. Una nueva traición.

Marruecos ha jugado en esta legislatura sus peores cartas, las más sucias, las que mantenía escondidas detrás de la diplomacia envolvente. Y, a pesar de ello, frente a la crítica generalizada y el pavor europeo por lo visto en esos días, de nuevo sus blanqueadores han salido a lavar esa imagen.
¿Qué tiene que ocurrir para que España afronte su obligación, y deje de jugar con grandes palabras en otros frentes y otras guerras lejanas, y pase a ocuparse de aquella que le corresponde solucionar? ¿Tienen que existir más Sultanas, para que el abandono de todas ellas produzca más terror y, quizás entonces, el alma de los blanqueadores se levante?
¿Qué más tiene que pasar para que el gobierno español, si no todo, al menos en parte se levante contra la escalada de indignidad en que se está sumiendo la respuesta del Estado a la barbarie?
A esas mujeres y hombres de los partidos que conforman el gobierno, de todos ellos, les pedimos que levanten la voz de la dignidad, de la justicia. Y hagan que personas que desde su sillón de gobierno juegan a la alta política, y a sus intereses, con el futuro de las personas dignas no sigan condicionando la falta de solución de una causa justa, la del Pueblo Saharaui.
El tiempo de espera se ha acabado, el pueblo saharaui decidió coger las riendas de su destino, completo, en solitario, y reclama cumplimiento de deberes a quien tiene la responsabilidad, ya antigua, demasiado antigua, de concluir la descolonización del Sahara Occidental: el Estado español.
Por eso, desde la Villa de Puerto Real exigimos al gobierno de España que tenga un momento, si acaso un solo instante, de dignidad, y concluya el proceso de autodeterminación de la colonia del Sahara Occidental; es su responsabilidad, y no puede seguir descargándola en nadie más.
Del mismo modo, exigimos a las organizaciones políticas de todo el Estado, pero preferentemente a las que tienen responsabilidad de gobierno, PSOE y Unidas Podemos, que hagan su trabajo de soporte a un gobierno digno y cumplidor de sus obligaciones, no de un gobierno cautivo de la estrategia de depravación de un sátrapa que no cumple con los mínimos requisitos de ser tratado por los que se llaman demócratas.
Y, para concluir, hacemos un llamamiento a los hombres y mujeres responsables y consecuentes, militantes de esas dos organizaciones políticas, para que concluyan el trabajo que en junio les indicó la ciudadanía de todo el Estado en la marcha a Madrid, y trabajen sin denuedo en sus organizaciones para que, en ellas se imponga la dignidad y la justicia.
090/304