
Bruselas (Bélgica)-. El Observatorio Internacional para la Vigilancia de los Recursos del Sáhara Occidental ha renovado sus advertencias sobre la continua explotación por parte de Marruecos de los territorios ocupados del Sáhara, afirmando que el agua que hoy fluye por los grifos de las ciudades marroquíes se bombea con energía robada del Sáhara Occidental.
La crisis hídrica de Marruecos se ha profundizado en los últimos años, impulsada por seis años consecutivos de sequía. Las fuentes tradicionales de agua se están agotando, mientras que las proyecciones climáticas advierten de un aumento del estrés hídrico y una disminución de las precipitaciones.
En respuesta, el Gobierno ha apostado por la desalinización, ampliándola rápidamente para garantizar el abastecimiento de agua a las ciudades, la agricultura y la industria. Actualmente, Marruecos opera 17 plantas desalinizadoras, con cuatro más en construcción y planes para nueve instalaciones adicionales para 2030, que en conjunto se espera produzcan 1.700 millones de m³ anuales.
Sin embargo, al igual que con su impulso a las energías renovables, Marruecos está recurriendo cada vez más a los recursos del Sáhara Occidental ocupado para alimentar estos proyectos. Esto es altamente problemático: la ocupación de Marruecos en el Sáhara Occidental es ilegal bajo el derecho internacional. A través del programa de desalinización, basado en proyectos energéticos en el territorio ocupado, Marruecos se hace aún más dependiente de la anexión del territorio.
En los últimos meses, dos grandes plantas desalinizadoras en el propio Marruecos han sido conectadas directamente a parques eólicos situados al otro lado de la frontera, en el territorio ocupado.
Planta desalinizadora de Casablanca - Alimentada por el parque eólico Bir Anzarane
El proyecto de desalinización de Casablanca-Settat, previsto para convertirse en el más grande de su tipo en el mundo, se espera que proporcione 300 millones de m³ anuales, abasteciendo de agua potable a 7,5 millones de personas y de riego a 5.000 hectáreas. La planta está programada para estar completamente operativa en 2028.
El mega-proyecto está siendo desarrollado por un consorcio compuesto por la española ACCIONA (50 %) y dos empresas marroquíes vinculadas al primer ministro Aziz Akhannouch: Green of Africa (45 %) y AfriquiaGaz (5 %).
El proyecto representa una inversión de 613 millones de euros, de los cuales España (incluyendo la agencia española de crédito a la exportación) aporta aproximadamente 340 millones.
Un punto crucial es que la planta será alimentada por el parque eólico Bir Anzarane de 360 MW, situado en el Sáhara Occidental ocupado. El proyecto está controlado por Green of Africa Dakhla, con Vinci (30 %) como copropietario. Casi la mitad (47 %) de la producción del parque eólico se destinará a mantener en funcionamiento el suministro de agua en Casablanca, un esquema que exporta la energía del territorio ocupado hacia la capital económica de Marruecos.
Ampliación de la desalinizadora de Agadir — Impulsada por el parque eólico de El Aaiún
En la región de Agadir, las autoridades marroquíes planean ampliar la planta de desalinización existente de 275.000 m³/día a 400.000 m³/día para 2026, destinando la mitad de esa capacidad a la agricultura.
Esta importante ampliación se está llevando a cabo mediante una asociación público-privada liderada por Cox, una empresa española de gestión de agua y energía, en colaboración con la ONEE (Oficina Nacional de Electricidad y Agua de Marruecos) y el Ministerio de Agricultura. Cox aumentará la capacidad de la planta en 125.000 m³/día, duplicando su impacto: abastecerá de agua potable a 2 millones de personas y permitirá regar 13.600 hectáreas.
La ampliación supone una inversión de 250 millones de euros entre 2025 y 2027. En línea con su estrategia “Energy Follows Water”, Cox construirá un parque eólico de 150 MW para alimentar la planta ampliada. Sin embargo, un punto crucial es que este parque eólico se ubicará en El Aaiún, en el Sáhara Occidental ocupado, y será desarrollado mediante una empresa conjunta con AMEA Power, con sede en los Emiratos Árabes Unidos. AMEA aportará la componente de energía renovable y se unirá a Cox en esta segunda fase bajo su sociedad Water Alliance Ventures.
La planta de desalinización ampliada debería estar operativa a finales de 2026, mientras que el parque eólico se prevé que entre en funcionamiento en 2027.
Estos proyectos ejemplifican lo que los saharauis describen como colonialismo verde: su tierra y recursos se utilizan para satisfacer las necesidades de Marruecos, mientras ellos permanecen excluidos tanto de la toma de decisiones como de los beneficios.
“Abastecer la infraestructura insignia de seguridad hídrica de Marruecos con energía generada en tierras ocupadas, sin el consentimiento saharaui, plantea preocupaciones legales y éticas. Consolida la explotación del territorio ocupado bajo el disfraz de infraestructura verde, legitimando de facto la insostenible presencia de Marruecos en el Sáhara Occidental y profundizando su dependencia de la ocupación”, señala Sara Eyckmans de Western Sahara Resource Watch